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miércoles, 28 de febrero de 2024

Cuento: Amor en dos tiempos

 

Así, una noche tras otra, lloro tu ausencia. Me dirimo en lo inmaterial de la sinrazón mientras me ahoga tu pérdida. Siempre imaginé nuestros tiempos unidos hasta el final, hasta la disolución de nuestra común existencia. Llueve. Tus cenizas las lavarán las aguas impenitentes del aguacero sin fin. Tu cuerpo se evaporará en la tierra para subir más alto que las nubes y contemplar mi dolor. Y yo esperaré sin sentirme, sonámbulo entre la vida y la muerte hasta sucumbir a la agonía de la soledad. ¿Es posible que alguien pueda vivir sin corazón? ¿Hay algo más duro que la desesperanza, que vivir en el desconsuelo de la desesperación? 

Quizá mañana, cuando despierte del letargo invernal que ocupa mi alma, cuando tal vez el batir de alas del anhelo repose, te recuerde con el mismo amor de siempre, con más amor que hoy, que te maldigo por haberte ido sin mí.

  

Miguel Puche Gutiérrez

lunes, 17 de febrero de 2020

4 NOVELAS NO EJEMPLARES:
   La Muerte Digna
   El Cumpleaños de Híbrido
  Trincheras de un Combatiente
  El debut de Donoso

viernes, 4 de mayo de 2018

ESPEJISMOS DE UN EMIGRANTE


Entrevista

http://en-clase.ideal.es/2018/04/28/miguel-puche-siempre-escribo-de-algo-que-me-preocupa/

Así fue la presentación (pinchar siguiente enlace)


https://drive.google.com/file/d/1_4RmeIk698NFJGIVeH0fpbb2RJepTyYQ/view?usp=drive_web






PRESENTACIÓN ESPEJISMOS DE UN EMIGRANTE POR

MARÍA DEL CARMEN PORCEL


Henos aquí los presentes convocados para de nuevo asistir a la puesta de largo, o dicho de otro modo, a la presentación en sociedad de un nuevo parto literario, nacido de la fecunda pluma de Miguel Puche Gutiérrez.
Y ustedes se preguntarán: ¿por qué esta que suscribe vuelve a las andadas y repite como presentadora de una obra de este autor?
Al llegar a este punto, no me queda más remedio que aclarar algo, que en realidad es un secreto a voces: aquí donde me ven, soy la hija adoptiva de Miguel Puche y de Concha, su esposa.
El motivo de esta adopción es un misterio para mí, aunque tras largas y arduas reflexiones, que me han provocado intensas noches de insomnio, he llegado a la conclusión de que tal adopción puede ser , creo yo, la materialización del siguiente lema: «Si quiere sentirse plenamente realizado, ponga una jubilada en su vida». Sea como fuere, yo me hice esta pregunta: ¿Qué buena hija que se precie puede negarse a aceptar una petición de su padre?
Y aquí me tienen pues, cumpliendo con este filial deber, para tranquilidad de mi conciencia.
Una vez hecha esta aclaración, paso a acometer la tarea que se me ha encomendado, no sin antes explicar que esta introducción algo extravagante es una licencia necesaria, pues este autor requiere ser presentado en clave de humor, elemento este del que hace gala en todos los momentos de su vida, aun en las situaciones más trascendentales y serias.
La mente de Miguel teje sus historias con un material muy cercano y cotidiano, que está plagado de anécdotas ciertamente ocurridas que no escapan de su carácter observador, y con ellas crea una urdimbre de una textura especial, un poco estrambótica pero realista en su trasfondo, quedando a su término un tapiz esencialmente humorístico, irónico, sarcástico y tragicómico.
Y este es el resultado de sus puestas en escena y de sus desenlaces finales.
Y referente al autor,
¿qué puedo decirles
que ustedes no sepan ya?
Pues que es granadino,
como saben por demás.
Que es prolífico en sus temas
y además original.
Que tiene un estilo muy suyo
que al igual que su carácter
es irónico y directo,
provocador y mordaz,
hiperbólico y sarcástico.
Que roza también un poco
el trabajo del pintor.
¿Dudan ustedes de ello?
Pues si sus vuecencias lo leen
Verán que a sus estereotipos
solo les falta el color.
Mas, ¡voto a bríos! Que ya empiezo
como otrora a divagar,
y lo importante será,
como demanda este evento,
aqueste libro presentar.   
 La obra se titula: «Espejismos de un emigrante».
Y comienzo el comentario como se hace en los cuentos:
Érase que se era un saharaui de tierra adentro llamado Rufo, que a sus cuarenta y dos años decide emigrar a «El Dorado Europeo», animado por el relato que unos niños, compatriotas suyos, hacen de España, país del que regresan tras haber pasado unas vacaciones veraniegas propiciadas por un programa solidario de acogida temporal.
El tema elegido en esta ocasión por Miguel difiere de sus otros hijos literarios, pero no así el estilo.
Es la elucubración del autor acerca del fenómeno migratorio, de las causas que lo provocan y de las consecuencias del mismo.
En cuanto a los personajes destacan, como no podría ser menos, Rufo, el protagonista: un ser ingenuo, primitivo, tozudo y suspicaz que se verá acompañado por una caterva de individuos tales como el ciudadano solidario, su esposa y su hija, que acogen a Rufo al comienzo de su periplo; la directora de la entidad, que acoge a los emigrantes y seres en exclusión social; los compañeros de fatigas, que se encuentran en la misma situación que Rufo, a los que conoce en comedores sociales y albergues para los sin techo; el maestro que trata de enseñarle los rudimentos de materias como las Matemáticas, necesarias para desenvolverse en su futuro mundo laboral; los manteros que le sirven de ejemplo y guía para aprender el oficio; el jefe de los manteros, truhan impenitente, manipulador nato y explotador de personas; el joyero, al que Rufo intenta comprarle un reloj de oro; y otros compañeros de infortunio.
La tipología de los personajes retratados en la obra nos puede hacer retroceder a ciertos momentos de nuestra historia, especialmente a la época reflejada en la Literatura Picaresca.
Para concluir la presentación de esta obra, me permito utilizar un ejemplo más oportuno e ilustrativo.
Una vez más, esta obra de Miguel se puede comparar con su arte culinario. Todo el que conoce al autor en su papel de buen anfitrión, podrá entender que las obras que salen de su pluma son como sus guisos: eclécticos, imaginativos, amalgamados, bien especiados y, en definitiva, buenos de degustar.
Pues bien, no se entretengan más, pónganse al día y degusten y disfruten con este nuevo plato cocinado en la marmita de Miguel Puche.
Así lo veo yo y de este modo lo comunico.
Y ahora les toca a ustedes.
Lean el libro y saquen sus conclusiones.
¡Que les aproveche!
 Muchas gracias

(María Del Carmen Porcel: maestra nacional y licenciada en Historia)


PRESENTACIÓN ESPEJISMOS DE UN EMIGRANTE POR EL AUTOR
  Hay una especie de esquizofrenia que sufre la sociedad en cuanto a fronteras se refiere. Cada cual tiene su idea al respecto.
  Se han acotado las tierras que en algún momento hombres sin alma y sin escrúpulos: como reyes, emperadores y señores feudales, esos que son mal llamados nobles (cuando yo la nobleza la entiendo de otra forma), esos abyectos depredadores, llenos de ambición, no les importó sacrificar las vidas de sus súbditos y masacrar a los vecinos para aumentar su patrimonio personal. Y pusieron nombre a sus parcelas, a las que llamaron países, y las cerraron a cal y canto al resto del mundo. Y para evitar forasteros, crearon unas leyes para poder perseguirlos si conseguían traspasar los límites de lo que consideraban su propiedad.
     Y en medio de todo esto, están los emigrantes. Personas como cualquiera de las que aquí estamos, con los mismos derechos a la vida y a los sueños, que por unos motivos u otros no pueden llenarse el estómago en sus lugares de origen o son perseguidos por las autoridades de sus países, y se ven obligados a huir. Y, claro, como parias que son, en cualquier lugar estorban.      

Definición de emigración:
Según la Real Academia de la lengua:
     Desplazamiento geográfico de individuos o grupos, generalmente por causas económicas o sociales.
      Yo interpreto la definición así:
      La emigración es una opción que posee el ser vivo para desplazarse de un lugar a otro cuando posee la cualidad de la motricidad y no sufre impedimento alguno. Es decir, cualquier persona tiene derecho a moverse por el planeta a su libre albedrío. 

    Permítanme contarles la historia resumida, a modo de cuento, de un supuesto tío carnal mío que reunía estas características: no era tetrapléjico y, por tanto, podía desplazarse para donde le diera la gana.  Mi supuesto tío se llamaba Edibundo Martín Desgraciado. Tiene otros apellidos distintos a los míos por ser supuesto tío, si no, en alguno de ellos coincidiríamos.

    Debido a la curiosa necesidad de comer que él y los suyos tenían y a la imposibilidad de poder hacerlo en su propia tierra, decidió abandonarla en busca de otra más fértil. Y después de muchas noches de insomnio, vueltas en la cama, patadas y puñetazos involuntarios a la mujer cuando se le disparaban los miembros por un tic nervioso que se manifestaba en el trance de la vigila al sueño, una mañana, le dijo a la mujer, con la gravedad que requería al asunto:
    –Edisandra, esto no puede seguir así. Me voy de aquí.
    Mi supuesta tía, aunque no sabía qué quería decir exactamente con que se iba, y eso que la frase tenía poco de ambigua, vio el cielo abierto con esta decisión, pues estaba magullada por los desmanes nocturnos del marido y al menos las noches las pasaría padeciendo solo hambre y no con la inquietud de que le saltara el único ojo que le quedaba sano. A pesar de todo y para que luego no se dijera nada sobre su falta de interés, le preguntó por su destino:
   –¿Pero dónde vas a ir tú, alma de Dios?  
   Vemos, por el tono de la frase, que la fe que tenía mi supuesta tía en su marido era más bien escasa. Pero he de romper una lanza en favor de mi supuesto tío. A pesar de no ser un lince, tenía algunos valores, al menos eso creo, y aunque no es cuestión de entrar en detalle podemos ver que tenía perspicacia para darse cuenta de que pasaban hambre y que debía hacer algo para remediarla. Este era el primer paso, darse cuenta de que existía el problema.   
  –Donde sea –respondió él mirando las grietas llenas de mugre de las losetas, avergonzado por ser incapaz de traer un salario a casa.
  Hay que decir que aunque mi supuesta tía era muy limpia, al no tener jabón con el que fregar el suelo ni agua corriente en el piso porque se la habían cortado, se deslucía sin poder evitarlo, y muchas lágrimas le costó aquello al pensar que podrían tacharla de poco hacendosa o meramente espesa.
   Esto, aunque parezca una tontería y realmente lo es, no hay que verlo como tal, pues ser limpio es una de las dos grandes virtudes que les queda a los pobres para cuantificar su dignidad, la otra es la honradez. Si una persona es limpia y honrada, ya está todo dicho y lo demás parece superfluo. Y estos mismos méritos se los regalan a los ricos limpiándoles sus inmundicias y siendo honestos en sus puestos de trabajo para que les redunde en mayor beneficio.   
  Mi supuesto tío carnal aún no tenía decidido donde iría. Lo único que veía con claridad meridiana es que tenía que salir del país si quería sacar adelante a su mujer, sus tres hijos, su madre, sus suegros y un cuñado que llevaba también en el lote, que era de entendederas escasas y, por tanto, muy activo en todo lo referente al sexo.
  Su primer objetivo, y ardua la empresa, era poder cruzar la frontera sin contrato de trabajo ni papeles en regla. Ya se sabe que nadie es bien recibido si no se le llama previamente y se le invita a venir.
   No postergó mucho la decisión, pues no podía dilatar el tiempo por las mermas en las carnes que sufría su familia a diario. Eran otros los tiempos en los que tuvieron buen color. Ahora, parecían apergaminados y la brisa más suave los zarandeaba a placer.   
  Una mañana fría de agosto, al menos así le pareció a él por no tener calorías en el cuerpo, emprendió su hégira hacia el país vecino. Cruzó montañas y valles oculto durante la noche; huyó de policías armados y de otros sin conciencia con más peligro que los mismos policías armados; evitó tendidos eléctricos, por precaución imagino, porque no sé qué peligro podían encerrar los tendidos eléctricos; rodeó vías agropecuarias; esquivó balas sin destinatarios reconocidos que viajaban a placer, como les gusta viajar a la mayoría de las balas; no se tuvo que poner a salvo de bombas porque no caían en esos momentos, si no, seguro que sí lo habría hecho; pasó sed y más hambre todavía porque en mitad del monte no había a quién sablear ni tienda de ultramarinos donde pedir fiado. En definitiva, en su periplo, pasó gran cantidad de vicisitudes hasta que se vio con el poco pellejo que le quedaba al otro lado de la frontera.
  Llegó a un pueblo bien urbanizado que nada tenía que ver con los que dejó atrás. Maldijo su suerte al comprobar que lo poco que había aprendido en el colegio de nada le servía aquí. Cuanto leía y le hablaban no lo entendía. Esto le provocó tal agobio que fue cuando se le produjo el primer conato de nostalgia de su tierra y a punto estuvo de desandar el camino, pero la falta de fuerzas se lo impidió. 
  Al no estar acostumbrado al robo ni a la mendicidad, lo tuvo mucho más difícil. La dignidad y la moral dicen que convierte en más humano, pero a veces mata.
  Durante 25 días vagó por calles y durmió debajo de un puente para evitar relentes y lluvia. A pesar de esto, fue recuperando vigor gracias a las ollas comunitarias que preparaban otros desangelados en su misma situación. Aquí cocinaban hierbas silvestres con lozanas ratas que en nada se parecían a las famélicas del país de donde venía, que hasta los roedores pasaban hambre.   
  Tuvo la gran suerte de que ese pueblo viviera de la vid y de que empezara la campaña de vendimia. Le costó trabajo que lo admitieran sin credencial alguna. Terminó trabajando para un patrono con más apetencia por la exención fiscal que por la caridad.
  Al conseguir los primeros jornales, envió dinero a los suyos. En casa lo recibieron como agua de mayo.
  A partir de aquí, comenzó entre las dos partes de la familia una relación epistolar además de la transaccional, pues era el único medio que tenía mi supuesto tío para contactar con su elemento más íntimo.   
  Mi supuesto tío, con su letra caligráfica, aún sin personalizar por lo poco que había escrito en su vida, envió su primera misiva.
  Querida Edisandra, madre, hijos y suegros:
  Espero que a la llegada de esta os encontréis bien. Yo bien, gracias a Dios.
  En primer lugar, os contaré cómo es esto. Aquí no es como allí porque esto no es como aquello. Me gustaría que lo vierais con vuestros propios ojos. Y lo veréis algún día cuando tenga un trabajo fijo aquí. Os vendréis a vivir aquí conmigo. Aquí sí se puede vivir. No es como allí. Allí, ya sabéis lo que hay, pero aquí no lo sabéis porque no lo habéis visto. No es que aten los perros con longaniza pero es otra cosa, no hay más que verlo, ya lo veréis.
  Aquí, que no es como allí, toda la gente es extranjera pero parece muy buena. No se insultan ni hablan mal de nadie; no se oyen críticas ni malas versaciones. Al menos eso creo, porque no sé lo que dicen. Hablan muy raro. Menos mal que me he encontrado con algunos que no son extranjeros como yo y con ellos es con quienes me relaciono.
  Edisandra, dile a mi madre que por fin vamos a poder juntar para comprarle la dentadura postiza, ahora que sí la va a usar porque va a poder comer. Edisandra, dile a Antonio, el de la tienda, que os fíe con toda tranquilidad, porque ya se le puede pagar con el dinero que os envíe. Edisandra, diles a las niñas que tendrán sus carteras nuevas para cuando empiece el colegio. Edisandra, dile a Luisito que ahora no tiene excusa para sacar malas notas, que decía que el ruido de las tripas no le dejaba concentrarse, que estudie para que consiga un buen trabajo el día de mañana y no ande como nosotros.
  Sin nada más que contar, aunque contaría muchas cosas que llevo dentro pero no sé cómo hacerlo porque jamás de los jamases he escrito tanto, se despide, este que lo es: Edibundo Martín Desgraciado.
  Posdata: 
  Edisandra dale un beso a todos de mi parte. También otro para ti.
  Mi supuesto tío siguió en su trabajo y cada vez adquiría más destreza, ya se rebanaba menos los dedos con cada racimo de uvas que cortaba. Hay que decir que su vida la pasó en capital y allí las labores que realizó distaban de las agrícolas.
  Antes de que se terminara aquel trabajo, recibió respuesta a la primera carta que envió.
   Querido Edibundo:
   Espero que a la llegada de esta te encuentres bien. Nosotros bien, gracias a Dios.
   Mis padres se enojaron mucho porque no les dijiste a ellos que les comprarías otras dentaduras, que ya sabes cómo las tienen. Las niñas se quejan porque empezaron el colegio y tuvieron que llevar los libros amarrados con cuerdas. Mi hermano, que no me lo quito de encima ni con palanca, dice que a él no le pusiste ni una letra. A ver si le buscas un trabajo y te lo llevas allí contigo. Antonio, el de la tienda, dice que no nos fía ni un garbanzo. Que si ya estás ganando, que vayamos con dinero por delante. Nos hemos dado otra vez de alta en la luz y el agua. Ya no nos tenemos que acostar a la hora de las gallinas y nos podemos lavar la cara con el agua del grifo y no tener que traer más cántaras de la fuente. Por fin estoy sacando brillo al suelo. Mi trabajo me está costando, porque estaba bastante percudido.
   Edibundo, cuéntanos cosas de allí: cómo va la gente vestida, qué comen, qué piensan, qué sueñan. ¿Comen todos los días? ¿Llevan medias las mujeres? ¿Se ponen sujetador? Bueno, tú eso no lo sabrás. ¡Ni que yo me entere de que lo aprendes! ¡Olvídate de cómo van las mujeres! ¡Ya lo veré yo cuando vaya! ¿Has buscado ya casa? ¿Has hecho nuevas amistades? Háblanos del cielo. ¿Es allí tan azul como aquí? Y de la temperatura, ¿hace frío?
   Edibundo, el Luisito sigue sin estudiar. Antes porque no había luz y ahora dice que la luz lo deslumbra. Este niño me parece que le ha salido a mi hermano.
   Edibundo, a ver si nos puedes mandar algo más, que ahora vienen los fríos y hay que comprar ropa a los niños, que crecen a diario.
  Sin más que decirte, se despide, esta que lo es: Edisandra García Pánfila.
  Besos de todos los que te queremos.
  Posdata:
  Se me olvidaba decirte que he abierto una cuenta en el banco para que nos puedas ingresar el dinero y así no tienes que enviarlo por correo certificado. El número de cuenta es: 0111 0110 11 0101011101.
  Cuando mi supuesto tío recibió esta primera carta, la leyó tantas veces que se la aprendió de memoria, incluido el número de cuenta bancaria, que en parte parecía una sentencia binaria. Este trozo de papel era lo que lo unía a sus raíces. Aquí le dio otro arrebato de nostalgia que le hizo llorar. Cuando se le pasó la llantina, la emprendió con una autosatisfacción desenfrenada.
  Tengo que decir que mi supuesto tío, para mantenerse fiel a su mujer, se hizo onanista consumado y experto. Alcanzó gran habilidad en los movimientos reiterativos con ambas manos. Más tarde le pasó factura esta práctica, pues cuando la dicha los quiso unir de nuevo y se excitaba con su esposa, la dejaba a su suerte para gozar el solo de su propia carne.   
  Cuando se acabó la recogida de la uva, no le quedó más remedio que marcharse del pueblo hacia zonas más industrializadas en busca de mejor fortuna. Con él se fueron dos conocidos que luego los llevaría a hermanarse en la desdicha, ya que la desgracia compartida une a las personas. Durante más de un mes, se dedicaron a comer de la caridad en comedores sociales y volvieron a dormir a la intemperie, forrados de cartones porque el frío había arreciado. Uno de ellos consiguió un trabajo en una fábrica de pinturas. Este alquiló una habitación y les dio cobijo a mi supuesto tío y al otro amigo. A mi supuesto tío, que era el preferido del anfitrión, le ofreció la bañera para dormir, el otro lo hacía en un rincón. Con esto empezaron las diferencias entre ellos. Mi supuesto tío agradecía la consideración del amigo al ofrecerle la bañera como algo bueno, pero la verdad es que era una bañera de medio cuerpo, por lo que tenía que tener las piernas encogidas. Además, el grifo goteaba y amanecía arrecido y empapado. Por la mañana, cuando salía del cubil, comenzaba a saltar como las ranas hasta que se le desentumecían las piernas y las podía estirar. A partir de aquí se le acomodó un reuma que lo acompañaría hasta el final de sus días. Envidiaba al otro amigo por dormir en el suelo. Sin embargo, este amigo que dormía echado sobre el piso, a pierna suelta, miraba con inquina a mi supuesto tío por ocupar la bañera –así somos los seres humanos, que preferimos lo que tienen los demás, aunque sea su propio drama.
   Durante este tiempo se cortaron las transferencias bancarias y con ello vino el corte de los suministros básicos del hogar de su familia: luz y agua. Esto volvió a hundir en la más profunda tristeza y desesperación a toda la familia. Sobre todo a mi supuesto tío, que además sentía una sensación de fracaso tan agobiante que no lo dejaba pegar ojo.
   Menos mal que quiso el hado sonreírle de nuevo y consiguió un trabajo en una fábrica de automóviles. Allí le hicieron un contrato y fue cuando cambió su suerte. Al otro amigo, al que dormía en el suelo, lo mantuvieron entre ambos hasta el mismo día en que se suicidó, decisión que tomó porque las fuerzas le faltaban y el desánimo le sobraba.
   Instalado, mi supuesto tío, en una habitación para él solo, reclamó a su mujer para que viniera a probar suerte. Si ella encontraba trabajo, sería el momento de traer al resto de la familia. Y ella encontró trabajo como asistenta de hogar. Y con esto, además de conseguir más ingresos, pudo realizarse como mujer limpia y sentirse como persona completa, ya que la honradez nunca la perdió. El ganar más dinero no les supuso tener mucho más poder adquisitivo, porque estaba dentro de sus planes adquirir lo imprescindible y ahorrar lo máximo para regresar a su tierra cuanto antes y montar un negocio que les permitiera la subsistencia. No estaban por gusto en este país que los acogió.
   Trajeron al resto de la familia con ellos, incluso a sus padres y al cuñado. Los niños crecieron más de lo esperado, quizá por el atiborre de proteínas a las que no estaban acostumbrados. Estos, más jóvenes y absorbentes, asimilaron el idioma del país vecino mejor que su propia lengua, ya que la vernácula la aprendieron por transmisión oral de su padres y estos eran poco instruidos, mientras que la lengua adoptiva fue cultivada en medios más ilustrados. Las niñas aprendieron canciones extranjeras y hasta se les moduló el timbre de voz hacia un agudo insoportable, propio del lugar. Los abuelos, ávidos a hablar mal, interpretaban las palabras extranjeras a su antojo y chapurreaban un nuevo idioma en el que se entremezclaban vocablos mal oídos y peor pronunciados. Eso sí, entre ellos se entendían. Un ejemplo lo podemos ver en la siguiente frase: «Niño, mete el gato en la nevera», por querer decir «Niño, mete le gateau (pastel en francés) en la nevera». Esto le costó la vida a más de un felino y tiriteras y resfriados a otros muchos.
  Y cuando ya estaban habituados, que no adaptados, a los nuevos códigos de vida, la nostalgia se les hacía insufrible y consideraron que ya tenían lo suficiente ahorrado para pagar el traspaso de un negocio. Y regresaron a su tierra no sin antes dejar allí enterrados a dos de los tres abuelos. Mi supuesto tío hubiera preferido dejar en campo santo a su cuñado en vez de a su madre, a pesar de la dentadura que le adeudaba, pero la Parca no se avino a razones y no aceptó cambio.
  Estas experiencias vividas marcarían el resto de sus vidas e incluso a las de su descendencia. La mayor de las hijas trajo en su vientre un feto medio foráneo y el cuñado de mi supuesto tío, proclive a los instintos básicos desatados dada su particularidad mental, se le averiguaron 172 inseminaciones, unas llevadas a término y otras interrumpidas, con lo cual contribuyó a la propagación del mestizaje. 
  Gracias a que el país vecino los acogió, mi supuesta familia no sucumbió a las miserias de su propia tierra y pudieron dejar su legado. En cambio, en otras muchas personas solo quedan los espejismos como realidad latente y les llega a costar muy caro, a veces incluso la vida.
  Y hasta aquí el cuento. Que cada cual saque sus conclusiones. Y quien no sepa qué conclusiones sacar porque no se ha enterado de nada, que no desespere. Puede dedicarse, como el cuñado de mi supuesto tío, a fomentar el mestizaje. A mí al menos me ha servido para rellanar este espacio que por lo general tengo poco que decir ya que de la obra en cuestión y que hoy presentamos deben hablar los demás.

Muchas gracias
Granada, 28-4-2018


       


 


miércoles, 18 de junio de 2014

viernes, 16 de mayo de 2014

Mesa redonda sobre el proceso de escritura. I jornadas. Organiza Ediciones Dauro
Vídeo:
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=Xyxm54_VKiE
ENLACES


http://bibliotecadehijarlasgabias.blogspot.com.es/2012/11/miguel-puche-gutierrez-en-la-biblioteca.html

http://grupodauro.com/tag/miguel-puche/

Aprende a vivir con el doctor Bismar Outhefëm

  APRENDE A VIVIR CON EL DOCTOR BISMAR OUTHEFËM




 
 
Así fue la presentación del libro en el palacio de la Madraza el 27-6-2014. Intervienen: Lola Martín, como responsable de la editoria Dauro; María del Carmen Porcel, presentadora del libro; y el propio autor.
 


Vídeo y documentos en biblioteca de Hijar (Las Gabias) 

 https://www.youtube.com/watch?v=bOx7UmFO3n4&feature=youtu.be


http://bibliotecadehijarlasgabias.blogspot.com.es/2014/05/miguel-puche-en-la-biblioteca-de-hijar.html


                      Entrevista en periódico Ideal y radio La voz de Granada

Periódico Ideal:

http://en-clase.ideal.es/noticias/actualidad/1992-miguel-puche-presenta-hoy-en-la-madraza-%25E2%2580%2598%25E2%2580%2598aprende-a-vivir-con-el-doctor-bismar-outhef%25C3%25ABm%25E2%2580%2599.html

Radio la Voz de Granada:

http://www.ivoox.com/mira-que-te-diga-18-junio-2014-audios-mp3_rf_3234876_1.html

 
 
Presentación de Aprende a vivir con el doctor Bismar Outeph
 
Por María del Carmen Porcel:

PRESENTACIÓN DE LA OBRA:
«Aprende a vivir con el doctor Bismar outhefëm»
Auntor: Miguel Puche Gutiérrez
 
 
  
 Permítame docta audiencia

que inicie esta sesión,
haciendo breve semblanza
del escritor en cuestión.
Y permítame, así mismo,
me exprese por un momento
al estilo de mi tierra,
en el lenguaje trovero,
pues soy alpujarreña.
Érase que se era
un muchacho granadino,
llamado Miguel Puche Gutiérrez,
«Puche» para los amigos.
Desde muy joven alberga,
como sueño pertinaz,
escribir en forma profusa
de todos aquellos hechos
que en su camino se cruzan.
Y cuenta con gran destreza
las vivencias personales,
que en abundancia atesora,
sobre seres muy reales
que en su obras aparecen
cual estereotipos formales.
Exagerando detalles,
sin dudarlo ni un instante,
con sarcasmo e ironía
de la época presente
nos muestra un cuadro hilarante.
Ahora paso a la prosa
 
y, abandonando los trovos,
doy mi visión de la obra
que se presenta esta tarde.
 
La obra se titula «Aprende a Vivir con el doctor Bismar Outhefëm».
Su autor, como ya sabemos, es Miguel Puche Gutiérrez.
Esta obra, cual digna hija de Miguel, es fruto del maridaje entre imaginación prolífica y desbordante y un sentido del humor rayano en el dislate, que tiene como fuente de inspiración la cotidianidad de la realidad misma.
El hilo conductor se vertebra en torno al libro de autoayuda que da título a la obra.
El personaje central es Virna, una mujer que ya no es muy joven y que se siente insegura y sola. En un intento por recuperar el tiempo perdido, busca la fórmula mágica que la ayude a encontrar al hombre que la redima de su soltería, o que al menos sea un compañero de aventuras puntuales que le alegren la vida. Y aquí es donde entran en juego los consejos del doctor Bismar Outhefëm.
La protagonista se ve irremediablemente atrapada, no solo por la influencia que ejerce el doctor, a través de su manual de consejos, sino también por las situaciones en las que se ve inmersa con el resto de personajes que conforman el relato, sobre todo sus familiares, sus amigas, los hombres conocidos en las citas concertadas los fines de semana y sus compañeros de trabajo. Todo ello condicionará el fluir de su vida hacia un porvenir incierto.
La descripción de los personajes, sus caracteres, sus vivencias, sus complejos, sus contradicciones, sus pretensiones y sus razonamientos provocarán en el lector una explosión de risa, que aportará indudables beneficios a la salud del cuerpo y del alma.
Si a esto le añadimos, por un lado el toque de humor negro que impregna las noticias de actualidad que, de forma esporádica, escucha la protagonista en el transcurso de la novela, y por otro lado la peculiaridad de los pasos a seguir según los consejos del doctor Outhefëm, colegiremos que la provocación para la sonrisa o para la risa a carcajadas está servida.
La crítica del momento que vivimos en esta sociedad tan mediatizada, es un elemento que subyace en el entramado de la obra y la impregna por entero y al terminar su lectura podemos constatar que no queda «títere con cabeza».
Concluyo esta presentación, no sin antes avisarles de que no se agotan, ni mucho menos, los matices que se pueden extraer de la lectura de esta obra. Mas esa tarea la encomiendo al lector para que la realice sin mi concurso, pues no es conveniente ni desvelar demasiado, ni alargar en exceso la exposición.
Y puesto que esta obra literaria va de consejos saludables, permitan a esta que les habla, que les deje caer el suyo:
Señoras y señores, anímense pues, sin más, a pasar buenos ratos leyendo este libro, y no pierdan el tiempo buscando teorías rancias sobre cómo, el por qué, las influencias literarias o las fuentes históricas en las que el autor bebió para escribirlo.
Esta es la vida propia de unos personajes creados al gusto de su autor.
Muchas gracias
María del Carmen Porcel
 
La Madraza (Granada), a 27-7-2014  
 
 
Por el autor
 Estoy convencido de que los libros de autoayuda, como los medicamentos, deberían ir acompañados de un prospecto donde se advirtiera de la naturaleza y la repercusión de su contenido. Y el consumidor (ya hay muchos adictos a ellos) debe ser consciente de que no están sometidos a la supervisión de la OMS (Organización Mundial de la Salud), por lo que hay que andarse incluso con más cautela que con lo que sale de los propios laboratorios farmacéuticos (estos, al menos, están autorizados para poder confundirnos y hasta envenenarnos).
Yo, por mi parte, me he permitido la licencia de confeccionar un prospecto genérico (cada libro de autoayuda debería llevar el suyo específico), y lo he hecho siguiendo las consabidas normas que rigen en los prospectos medicinales. Para su tranquilidad les diré que lo he sintetizado, por supuesto, no los voy a castigar con uno de los que por ahí circulan, de varios pliegos y cuya letra es más pequeña que la que aparece en los farragosos contratos que nos hacen firmar bajo la conmoción de tanta palabrería y tecnicismo. Y además, solo lo voy a leer en español, en portugués no tiene mucho sentido en esta sala. 
-         Lea detenidamente el prospecto antes de empezar a leer el libro.  
Si tiene alguna duda, consulte a algún psicólogo, psiquiatra o a su director espiritual en su defecto, nunca a algún amigo, pues lo enredará lo mismo que los profesionales pero en caso de equivocación romperá con él la amistad. 
Este libro que ha adquirido no debe prestarlo a nadie, aunque padezca de los mismos síntomas. Cada cual debe adquirir el suyo propio de acuerdo a su necesidad y bajo su propia responsabilidad.
-         Contenido del prospecto.
En qué consiste el libro de autoayuda.
Antes de leer el libro de autoayuda.
Cómo leer el libro de autoayuda.
Posibles efectos adversos
Conservación del libro de autoayuda
Información adicional

1º En qué consiste el libro de autoayuda.
El libro le ayudará a admitir los contratiempos que lo aquejan (por ejemplo: una sífilis o cualquier otra enfermedad estigmatizadora, un desahucio, la pérdida de unas elecciones, una sentencia carcelaria por error judicial, una subida de impuestos, etc.), como algo natural y acomodado a lo que la sociedad espera de usted, para que lo acepte dócilmente. Así sufrirá menos y, sobre todo, molestará menos.
 
2º Antes de leer el libro de autoayuda.
No lea el libro si es alérgico (hipersensible) a los ácaros del papel o póngase una mascarilla en tal caso.
Antes de leer el libro asegúrese de que sabe leer y entender lo que lee. Si no fuera así, busque a alguien de confianza que lo pueda hacer por usted, pero aquí corre el riesgo de que una broma macabra o una posible venganza le tergiverse el texto.
Asegúrese de que creerá cuanto aquí se dice sin poner en entredicho la más mínima cuestión.   
Embarazo y lactancia.− No afecta al embarazo ni al lactante siempre que no apoye el borde del libro en la cabeza del niño mientras él mama y usted lee.
El alcohol o cualquier otra droga que le merme los sentidos están especialmente indicados para la lectura del libro de autoayuda. Cuanto más embriagado esté menos crítico será.
Conducción y uso de máquinas.− No conduzca ni use máquinas peligrosas mientras está leyendo, por razones obvias.
 
3º Cómo leer el libro de autoayuda
Busque una posición cómoda para su lectura, así tendrá menos interferencias y logrará una mayor comprensión.  
El libro de autoayuda es incompatible con cualquier otra lectura para evitar la mezcla de ideas. El libro de autoayuda exige una concentración especial para que surta más efecto.
Debe empezar desde el principio y terminar por el final sin hacer incursiones en páginas que aún no corresponden. Esto es muy importante porque las directrices y mensajes que se envían en el libro de autoayuda están estudiados minuciosamente para persuadir al lector de forma subliminal progresiva.
Dosis.− No debe leer el libro más de 22 horas al día, pues podría producirle agotamiento e incluso animadversión hacia su lectura.
Si olvidó leer.− Si olvidó leer a la hora acostumbrada no se aflija, puede retomar su lectura en cualquier momento siempre y cuando no esté dormido ni conduciendo ni manejando máquinas peligrosas.
 
4º Posibles efectos adversos
Al igual que en toda lectura, de autoayuda o no, puede haber efectos adversos aunque no todas las personas los sufran. Nos ceñimos aquí exclusivamente a la de los libros de autoayuda.
 
FRECUENTES: al menos 1 de cada 10
Puede provocar somnolencia si lo lee a última hora del día y está cansado o si lo hace después de un copioso almuerzo. Puede producir diarrea mental si su nivel de comprensión es bajo. Puede producir estreñimiento mental si cree cada letra de lo que se dice en el libro de autoayuda. Puede dejarlo indiferente si es un auténtico escéptico. Puede producir irritabilidad cuando el autor del libro pone el dedo en la llaga. Puede producir ideas suicidas si ve que le es imposible poner en práctica los consejos del libro de autoayuda.
POCO FRECUENTES: al menos 1 de cada 1.000
 
Una sobredosis, por leerlo más de una vez seguida o leer muchos libros de autoayuda, lo puede llevar al fanatismo o como mínimo a la obsesión. Le puede dejar sonrisa de imbécil si conforme lo lee se ve reflejado en él. Puede provocar enrojecimiento de cara si descubre en él cuestiones deshonrosas que usted padece.
 
RAROS: al menos 1 de cada 10.000
 
Puede provocar hinchazón de tobillos si lo está leyendo sentado más de veinte horas diarias. Puede provocar nauseas y vómitos si en vez de leer el libro arranca las páginas y se las traga. Puede provocar pérdida de cabello si usted se tira de los pelos al descubrir los errores cometidos durante su vida anterior.
 
MUY RAROS: menos de 1 de cada 10.000
 
Puede producir ideas genocidas si descubre que la lectura no le sirvió de nada y decide que es preferible eliminar al resto de la humanidad a cambiar usted. Se han notificado casos de infarto y muerte súbita tras la lectura y concluir que lo suyo no tiene solución.
 
Si descubre algún efecto que aquí no se recoge, no dude en ponerlo en conocimiento de los medios de comunicación para prevenir a otros posibles lectores. 
 
5º Conservación del libro de autoayuda
Solo debe conservarse durante su lectura o antes de empezar a leerlo. Lo normal es conservarlo en la estantería. También puede dejarlo sobre la mesita de noche o sobre una banqueta que tenga cerca del váter. Todo esto facilitará tenerlo a mano en el momento que lo requiera. No es conveniente guardarlo en la nevera ni dejarlo a la intemperie, pues puede coger humedad o resecarse demasiado en cuyo caso las páginas se retorcerán y se hará más incómoda su lectura. Una vez leído, elimínelo con destructora. No se deshaga de él tirándolo a la basura para evitar que alguien pueda quedárselo. No deje el libro al alcance de cualquiera, podría leerlo. Tampoco es conveniente leer un libro de autoayuda más de una vez. Realmente sería más conveniente no leerlo ni tan siquiera una vez.
 
6º Información adicional
El principio activo del libro de autoayuda es una serie de ideas sacadas de la intuición del autor y representadas con una serie de frases amables e intencionadamente persuasivas, con la intención de seducir a cuantos más incautos para beneficio del propio autor.
Si tiene problemas lumbares, no los achaque a la lectura del libro de autoayuda, ya que nadie le obliga a leerlo sentado.
No recomiende, regale ni preste libros de autoayuda, pues debe evitar su responsabilidad sobre los efectos adversos que le puedan sobrevenir a la persona que intenta ayudar.

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Ya, para terminar, les diré que mi labor en esta obra ha sido la de mero narrador de lo que le acontece a la protagonista cuando decide, bajo su propio criterio, poner su vida en manos de un especialista alemán al que la fama le precede. De esta forma, todo el mérito podemos atribuirlo al doctor Bismar Outhefëm y, cómo no, a su sufridora: Virna.  No dudo de que este doctor esté muy cualificado, pues a juzgar por lo que aquí dice, y los libros, como sabemos, nunca mienten, está doctorado en un sinfín de disciplinas, lo que puede darle el crédito necesario para dejarse llevar de su mano.
¿Cumplirá su objetivo este autor con el libro de autoayuda? Léanlo y juzguen ustedes mismos.
 
Miguel Puche Gutiérrez
La Madraza (Granada) 27-6-2014